viernes, 26 de diciembre de 2014

Viaje a Tarifa: entre inmigrantes subsaharianos

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

'Salí de Camerún hace ahora cuatro años', afirma un muchachón con cara amable, 'yo de la República centroafricana', dice su vecino, 'de Gabón', 'yo de Costa de Marfil'. La larga fila de jóvenes parece una reunión de la Organización de los Estados Africanos. Han venido en embarcaciones de goma, desde cámaras de ruedas de camión a barquitas infantiles inflables, alguno ha pillado hueco en un remedo de zodiac, han superado los catorce kilómetros que separan Tánger de Tarifa y ahora saludan alegres, besan el suelo, elevan los brazos al cielo y se arrodillan a rezar.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

No tienen papeles, apenas tienen presente y nadie sabe qué futuro les aguarda pero yo los veo de otro modo: son la pesadilla de Darwin, superhombres que han superado las más difíciles pruebas de supervivencia y que ahora se enfrentan a la última pantalla de este trágico juego de la vida que les ha tocado vivir. Los que salieron de Camerún, de Gabón, de la República Centroafricana o de Costa de Marfil han atravesado frondosas selvas infectadas de bichos desagradables y de insectos que transmiten enfermedades horribles, han cruzado pantanos y aldeas hostiles hasta llegar al Sahel, ese extenso predesierto que no es sino un desierto polvoriento que anuncia la llegada del Gran Desierto de los Desiertos, el Sahara, que también han cruzado, muchos de ellos a pie, para entrar, entonces, en un país no menos hostil que aquellas aldeas hostiles que ya olvidaron en el camino: Marruecos.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

Para las chicas el camino no ha sido fácil porque, a todas las dificultades anteriores hay que unirles el que han pasado de mano en mano, y de bragueta en bragueta, hasta la última pantalla de este videojuego de la vida, y esas barrigas que les impiden los movimientos guardan terribles historias de humillación y sexo sucio tras un matorral, de tortazos y culatazos, de amenazas y de chantajes, tal vez de algunos dirhams, puede que de someterse gustosamente porque qué otra cosa hacer si tengo hambre, puede que incluso alguna de esas barrigas hable hasta de amores imposibles.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

Porque una vez que han llegado a Marruecos, la aventura se enquista y las montañas del Atlas, del Antiatlas y las del Rift no son sino pequeños promontorios ante la perspectiva de permanecer semanas, meses y hasta años subido en una montañita desde la que se ve el premio final: Europa. Un premio dudoso, un premio que les hará llorar y preguntarse que por qué demonios abandoné mi aldea con mi madre rumbosa que molía mijo al amanecer. Pero eso es otra historia. Lo triste es que el premio está ahí enfrente y que hoy que hace viento de poniente se ven perfectamente esas extrañas velas de kite surf que pueblan los cielos de las playas de Tarifa. Hay vida, pueden pensar, y se lo pasan muy bien, deben pensar.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

Así que unos intentan entrar por la fuerza a través de esas vallas tan densas que vigilan con tanto ahínco los militares que les dan dirhams a las muchachas y los policías de verde que aguardan serios al otro lado. Así que estos chicos, estos muchachos, y aquellas chicas y aquellas muchachas no pueden ser sino, como decía antes, la pesadilla de Darwin, la evolución del ser humano a través de las más estrictas y difíciles pruebas de supervivencia que imaginarse uno pueda, curtidos por los caminos, las selvas, los desiertos, las montañas, las fieras salvajes y las fieras humanas, el profundo mar y el implacable sol.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

'Con semejante camino no estamos preocupados porque puedan traer el ébola', me comenta Javier Gil, el coordinador de la cruz roja en la provincia de Cádiz, y pienso que tal vez tenga razón, y espero que la tenga cuando veo a una voluntaria arrodillada ante uno de estos superhombres limpiándole los pies en una imagen que tiene mucho de papal pero que jamás se repetirá con un Papa en Tarifa.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

'El ébola tiene un periodo de incubación que no es muy extenso y estos inmigrantes llevan muchos meses, años en el caso de algunos, dando vueltas desde que salieron de su país'. 'Estamos bien, gracias a Dios', me dice uno de estos inmigrantes que dice venir de Camerún, 'el viaje ha salido bien, no ha habido muertos ni heridos graves, ya estamos en España y todo ha salido bien'. Cierro los ojos y me imagino que hablo con un piloto de rallies famoso, alguien que atiende a la prensa con naturalidad y hasta cierto hastío, alguien que ha hecho el París Dakar por las dunas más peligrosas de Mauritania y que me atiende porque tiene que atender a la prensa.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

Inmigrantes en Tarifa por Hachero


Pero espera, este tipo es inmigrante ilegal, indocumentado si quieren evitar eso de ilegal, ha venido en una avalancha de inmigrantes, o bueno, en una afluencia masiva de subsaharianos, si quieren ser políticamente correctos, parece una estrella de rock. ¿Y por qué no? ¿Por qué no puede ser una estrella de rock, o un futbolista famoso, o un boxeador de fama mundial? Tal vez lo sea en unos meses, puede que se escape del centro de internamiento con su orden de expulsión en la mano y llegue a Francia para convertirse en el cerebro del Paris Saint Germain. Bah, quién sabe, tal vez sea un nigeriano que chulea a sus compatriotas y las amenaza con vudú. Quién sabe. Lo único cierto es que somos testigos de un drama de proporciones épicas, un drama que genera superhombres y supermujeres, seres poderosos acostumbrados a todo y que ignoran su propio poder. Pero no es hora de reflexiones absurdas. Por un walkie talkie suena un aviso. Salvamento Marítimo ha encontrado otras cinco embarcaciones con cuarenta y cinco náufragos. Hoy son son ya doscientos sesenta y siete.

Inmigrantes en Tarifa por Hachero

domingo, 14 de diciembre de 2014

Viaje a Malasia: el proyecto artístico del río Melaka

merlaka por hachero


Cuando el príncipe Parameswara cruzó los tenebrosos mares huyendo del enemigo que pretendía asesinarlo no podía imaginar que su rostro permanecería para siempre y jamás en la fachada de una casa junto a un canal. Tampoco Juan Alfonso de Albuquerque, capitán portugués al mando de un joven Magallanes, sospechó nunca que su conquista sería recordada en tonos pastel, y qué decir de los soldados japoneses que invadieron la península, de los asustados reclutas británicos o de aquel día de 1963 en que todo un pueblo estalló en vítores porque Naciones Unidas reconocía un nuevo país llamado Malasia.

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Y sin embargo, ahí están, todos, juntos y hasta revueltos, bordeando un río llamado Melaka y dando esplendor a un barrio llamado Little Amsterdam, para orgullo de los locales y curiosidad de los visitantes.

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En la Pequeña Amsterdam de Melaka consta la historia del país, para que a nadie se le olvide. Little Amsterdam tiene un canal, que tal vez sea el motivo de este ampuloso nombre, y unas casitas bajas de los tiempos de la colonia holandesa, que a buen seguro completa ya para siempre su sobrenombre.

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Porque, dice la historia, en el siglo XIII el príncipe Parameswara huyó de su isla de Sumatra natal para fundar esta ciudad de Melaka y escapar de una muerte segura. El príncipe escogió la localización de lo que hoy es Melaka por la extraña razón de que a su perro le dio por perseguir un ciervo enano, o ciervo ratón de agua, o antilope almizclero.

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Tras este príncipe, que era hindú pero al tiempo musulmán, vinieron los chinos, con el legendario almirante Zheng al frente, que convirtió a los descendientes del príncipe de los azmilcleros en súbdito de facto de la dinastía Ming. Y a los chinos, apenas un siglo después, les pisaron la tierra los portugueses, en su eterna y sedienta búsqueda de especias y ciudades de oro y joyas, y siguiendo su rastro se pisaron los talones holandeses y británicos.

merlaka por hachero

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Su posición, la de la ciudad de Melaka, en el estrecho de su mismo nombre, le brindó un éxito seguro, y casi que a día de hoy sigue teniendo en su mano el paso de gran parte de la mercadería mundial, sobre todo de la china. Pero todo pasa y en el siglo XVII los conquistadores de tantos imperios, los europeos en suma, comenzaron a perder interés en esta estratégica ciudad, después de tanta sangre derramada y de tanto bamboleo en el poder, y cayeron en la cuenta de que más al sur la cosa estaba igual de estratégica pero menos disputada: fue el momento entonces de Singapur, para los británicos, de Yakarta para los holandeses, de aferrarse a  Timor Oriental, los portugueses . Y la ciudad quedó en un limbo romántico, de locales mestizos que cocinaban platos lusitanos y construían viviendas holandesas mientras se comunicaban en inglés y acogían a chinos e hindúes para repoblar lo que dejaron vacío los anteriores.

merlaka por hachero

Con el germen del estado malayo en formación, aún deberían venir grandes desastres para los locales: las tropas japonesas invadiendo toda la fachada pacífica del continente asiático, destrozando a las mal preparadas tropas británicas acantonadas en la región, el nacimiento de las guerrillas comunistas (que tanto se estilaron en el sudeste asiático) para aprovechar la coyuntura y golpear con dureza a los colonialistas, la independencia de 1963, la pérdida de Singapur dos años después y los años del despegue económico, despegue con muchas dudas, del gobierno de Mahathir Mohammed.

merlaka por hachero

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Todo está aquí, en estas paredes, los soldados británicos acantonados con sus bayonetas caladas y temblando de miedo ante el empuje japonés, los grandes buques de los portugueses sorprendiendo a los locales que los miraban absortos, los elefantes que tan importantes han sido en el desarrollo de los primeros malayos, todos sobresaliendo de balcones, horadados por ventanas, con enormes granos en forma de aires acondicionados, dibujos que brillan bajo el aplastante sol del sudeste asiático... Breve descripción de la historia malaya en inglés.

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Melaka por Hachero

La idea es tan reciente como 2010 y el resultado resulta, cuando menos, curioso y agradable en una ciudad con otras iniciativas más desconcertantes, como estos rickshaws (pincha aquí). Un paseo histórico por un barrio recuperado del abandono, un suspiro de canal holandés y una buena manera de unir el arte callejero, tan denostado en medio mundo, con el embellecimiento de una ciudad. El proyecto de las pinturas, más bien graffities, se conoce como Proyecto artístico del río Melaka, Projekarm en malayo, y se trató de una iniciativa del gobierno local para rescatar del olvido una zona degradada en una ciudad que se expande en lo turístico desde hace casi dos décadas. Y no sólo con historia: graffities más al uso también recibieron la bendición local para que el barrio luzca más variado.

merlaka por hachero

merlaka por hachero

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Toda una lección de historia que permanece, desde dos mil diez, en las paredes del barrio que mencioné al principio, Little Amsterdam, ese remedo de Dutch con río a modo de canal holandés. ¿Por qué no pintamos las fachadas de las casas, de los hoteles, de las tiendas?, se dijeron. ¿Por qué no?, se contestaron. La zona se conoce también como Jalan Kampung Hulu, y el recorrido abarca desde el mercado central hasta el río Klang, una zona que en apenas un mes pasó del olvido al mundo multicolor. Pincha aquí para conocer algo más del proyecto.  Y pincha aquí para ver cómo se ejecutó. En este artículo dice que fue París su inspirador, cuando vieron que los franceses eran capaces de hacer una playa en la ribera del Sena. Si los franceses son capaces de construir una playa, ¿por qué no podemos nosotros reconstruir un barrio?

merlaka por hachero

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La idea cuajó bien en una ciudad que rebosa estudios de pintura y artistas que dejan su impronta en cualquier parte de la ciudad. Claro que el proyecto no podía dejarse en manos de cualquiera. Los graffities debían de ser ilustrativos, de calidad y que agradaran al paseante. No en vano el río Melaka, que también se conoce como Bandar Hilir, es un espacio nuevo en la ciudad puesto al servicio de los touroperadores que surcan ahora sus aguas llevando guiris desde su interior a la desembocadura. Los artistas vinieron de Singapur, Tailandia, Indonesia, Filipinas, Hong Kong, Suecia e Italia, además de locales, artistas callejeros que enarbolaron la bandera del arte callejero como arte con mayúsculas como contrapunto al gamberrismo que muchos denuncian. Para saber más sobre los murales entra aquí.

merlaka por hachero

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Y así, entre el 1 de febrero y el 22 de febrero de 2010 el barrio pasó de ser tristón y gris a rebosar color e historia (aunque no todo sea historia). Fue la culminación de un proyecto que comenzó en 2001 y que le había costado al gobierno local nada menos que 65 millones de dólares entre dragado del río, limpiar cañerías e impulsar los cruceros fluviales. En 2008 la propia UNESCO reconoció el esfuerzo otorgándole el codiciado título de Patrimonio de la Humanidad. Hoy los graffities confieren a la Little Amsterdam un aspecto distinto, desenfadado, un agradable paseo, diferente. El graffiti como arte protegido por un gobierno local.

merlaka por hachero

martes, 25 de noviembre de 2014

Viaje a Brunei: Kampong Ayer es la ciudad sobre el mar más grande del mundo

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Antonio Pigafetta, el cronista de Magallanes en la primera vuelta al mundo, no tardaría en reconocer la extraña ciudad que describió en su visita a Brunei. Y eso que  mucho han cambiado las cosas desde 1521. Por ejemplo, aquella ciudad que él describió como 'construida sobre el mar, excepto la casa del rey y la de algunos hombres principales, y con veinticinco mil hogares, las casas todas de madera, edificadas sobre gruesas vigas que las elevan del suelo' sigue ahí, con una población que ronda las cuarenta mil personas, casi el diez por ciento de la población total del país, lo que la convierte en la ciudad sobre el mar más grande del mundo. Y las casas siguen siendo de madera, aunque algunos pivotes son ahora de cemento armado y sus peatones van vestidos y no como los que sorprendieron con su semidesnudez al cronista italiano.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el mar

Claro que los aires acondicionados de las viviendas rompen la estampa que contempló el italiano, los fuerabordas que surcan permanentemente las aguas del río Brunei no tienen nada que ver con aquellas en las que 'cuando sube la marea las mujeres van en barca para ir a vender y comprar lo que necesitan para subsistir', y el uso de que los locales hacen del teléfono móvil les aleja, ya definitivamente, de los lejanos tiempos del siglo XVI. La ciudad hoy se llama Kampong Ayer y es uno de estos remedos de Venecia que pueblan el planeta aunque desde su remoto enclave le reta en su antigüedad: de Kampong Ayer hablan archivos de mil trescientos años atrás.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Llegar a la Water Village, como le dicen aquí, no es difícil: de hecho es casi inevitable. A las orillas del río Brunei los taxis acuáticos se acumulan, apelan al visitante, sueltan y recogen incansables a los lugareños que se acercan al centro de Bandar Seri Begawan, la capital de Brunei, cruzan a toda velocidad de una orilla a otra y tratan de engañar en el precio al extranjero con una inocencia que raya lo infantil: '¿por qué quiere cobrarme el triple de esta mañana si yo soy el mismo?' El tipo te mira achinando los ojos y la respuesta se intuye en su gesto: ¡Ah, usted es el mismo!.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Y la ciudad más grande del mundo levantada sobre el agua se abre entonces inmensa en sus ocho kilómetros a lo largo del río Brunei. 'Veinte dólares de Brunei por ver los monos', ofrecen una excursión los taxistas sin caer en que los monos también sienten curiosidad y se acercan a la water village para torturar a sus vecinos, que huyen atemorizados cuando los ven aparecer, y a los visitantes esporádicos, que permanecen paralizados sin saber si correr o tirarse a las hediondas aguas.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero


El sultán de Brunei cuida de su rebaño y les ofrece, por ejemplo, sanidad y educación gratuita, les ayuda en la vivienda y vela para que nadie cometa pecados que puedan avergonzar a un buen musulmán. A las puertas de una tienda un comerciante me mira divertido mientras fuma un cigarro pero se esconde cuando saco la cámara. 'Es ramadán', se excusa y me imagino al sultán furibundo si encontrara la foto de un súbdito cometiendo semejante felonía. La ciudad se divide en barrios, unos recién construidos e impolutos, nuevos del paquete y con pasarelas firmes y sólidas, pareados modernos y de colores pastel, una monada sobre pilotes y unas aguas poco profundas y más o menos limpias.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero
Incluso en Kampong Ayer hay barrios y barrios...

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Pero más allá las aguas empeoran su aspecto, los desechos se acumulan bajo los bosques de pivotes y mucho más allá la acumulación conforma una estampa de la que ningún vecino debe sentirse muy satisfecho. El agua desaparece y una gruesa capa de basuras lo inunda todo: incluso en la muy nueva ciudad de Kampon Ayer hay clases...

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

La ciudad es un dédalo de pasarelas, algunas más precarias que otras, que comunica barrios nuevos con barrios viejos, pasarelas que llegan a paradas de taxi acuáticas que se yerguen sobre sus pilotitos aislados sobre el río o a colegios de los que salen cánticos infantiles y un sinfín de niños de uniforme. Hay comisarías y clínicas, mezquitas y un parque de bomberos, supermercados de barrio, museos para los turistas, zonas arruinadas por incendios, señores que arreglan sus lanchas motoras, espacios comunes, retratos del sempiterno sultán de Brunei, y por haber hay hasta monos que atacan a los vecinos (y de los que huyo ante la posibilidad de que me desequilibren y me lancen a las fétidas aguas). Aquí nació el sultanato y tal vez por ello el mismísimo sultán arregla muchas casas aunque otras tienen una pinta más estropeada. Pregunto al dueño de una de estas últimas: ‘soy filipino’, me dice, y entonces pienso que tal vez tenga algo que ver, pero más tarde el señor que fuma ante su tienda, me dice que no, que él es de Brunei y su casa luce igual de cutre que la otra.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

A las espaldas de la ciudad sobre las aguas se levanta el telón. Los vehículos de los vecinos esperan en la carretera que circunvala el barrio y nuevamente puede uno recordar que está en Brunei. Algunos coches deportivos, otros de gama alta, muchos de gama media pero nuevos como si los acabaran de comprar, una carretera con el firme en buen estado, la jungla espesa apenas a unos metros, con su amenaza de escupir monos furiosos que te tomen por el pito de un sereno.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

En realidad Kampong Ayer es una suma de barrios marineros, 42 exactamente, según consta en el centro de información del centro de la ciudad, si es que esta ciudad tiene algún centro. También dice que las pasarelas y caminos que recorren toda la ciudad suman 36 kilómetros y que es el corazón de la cultura del país porque de aquí partieron las actividades que dan sentido al país, desde el sultanato a la alfarería, sus trabajos textiles, su espíritu comercial. Fuera de Kampong Ayer, la jungla, espesa como decía, alguna columna de humo surgiendo espontánea del interior de la selva, una de las mejor conservadas de la isla de Borneo, el río, el petróleo, el sultán y su colección de caros vehículos.

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

Antonio Pigafetta, el cronista que narró la primera vuelta al mundo de la expedición de Magallanes, describió Kampung Ayer, en Bandar Seri Begawan, capital del sultanato de Brunei, como ‘la Venecia de Oriente’, otra Venecia más, en todo caso, que se une a aquellas cuatro casitas levantadas sobre pilotes que dio nombre a todo un país, Venezuela, a Suzhou, otra Venecia de Oriente pero denominada en su caso así por Marco Polo, aunque hay quien considera así a la ciudad de Bangkok. Por su parte, Giethoorn es la Venecia de Holanda, Annecy es la Venecia de los Alpes, Uidapur city es la Venecia de la India, en Benín está Ganvié, la Venecia africana, aunque Makoko, en Nigeria, le disputa ese título africano, tenemos Aveiro, que es la Venecia de Portugal, y los estadounidenses, que te lo disputan todo, tienen la suya: Fort Lauderdale, la Venecia de la Florida, y hasta en Cataluña hay otra Venecia, la de Empuriabrava, y el Puerto de Mogán, la Venecia de las Canarias. Por rizar el rizo, en Italia, el país de la Venecia original, hay otra Venecia más, y le dicen la Venecia de los pobres, Comaccchio, al sur de la Venecia original....

Kampong Ayer, la ciudad sobre el agua más grande del mundo, por Hachero

martes, 18 de noviembre de 2014

Viaje a Borneo: pesadilla en el paraíso del submarinismo (II)


Mantabuan por Hachero
Turistas chinos se fotografían con los soldados destinados en Mantabuan

‘El turismo chino ha bajado al menos un cincuenta por ciento’, me cuenta Lee en su tienda de recuerdos, tan vacía como llena de mercadería. 'Los turistas temen a los piratas porque sus principales objetivos', me confirma mientras trata de venderme baratijas hipercoloridas. ‘No se queden en los ressorts’, me aconseja un taxista en Kota Kinabalu, ‘ahí son ustedes presa fácil, mejor busquen hoteles en el interior de la ciudad’. Los devotos del sultán vienen de noche, dice, en pequeñas y rápidas embarcaciones sin luces, se acercan a las instalaciones más aisladas y toman los rehenes sin apenas resistencia.

Mantabuan por Hachero

Mantabuan por Hachero

Muchos ressorts se levantan en mitad de las aguas, aprovechando su poca profundidad y el paradisíaco entorno, y los empleados apenas tienen medios para defenderse. Las patrullas de la policía circulan permanentemente pero la superficie a vigilar es enorme y la cantidad de islas abrumadora. Los soldados ocupan islas clave en las rutas de turistas y en el camino a las Filipinas pero los seguidores del sultán son muy hábiles. El asesinato de algún empleado de hotel y los secuestros de varias turistas chinas ha alertado al gobierno de Pekín y le ha llevado a emitir una alerta para sus ciudadanos, lo que los desvía a otros centros de buceo. No son los únicos: el gobierno inglés también desaconseja la visita, como el de los EE.UU o el de Alemania. ‘Pero aquí están los tiburones ballena, tan grandes como autobús’, dice desesperado Lew mientras lanza la eterna pregunta de los lugareños de sitios con mala prensa: ‘¿quién puede garantizar al cien por cien la seguridad en ninguna parte del mundo?’.

Mantabuan por Hachero


Por las calles de Semporna patrullan militares de uniforme. Ahora pasa un camión pintado de camuflaje, ahora un comando compra un pinchito de pollo en un puestecillo, ahora pasa otro camión. Nada intenso, todo relax, los soldados sonríen al extranjero, los vecinos saludan al extranjero, los turistas se acercan a los restaurantes al anochecer a ejercer de verdugos con los peces y crustáceos que aguardan tristones su suerte en sus peceras. Pero se cuentan más sillas que comensales y todo indica que aquí se han vivido días mejores. Los chinos invaden los centros turísticos y este de Semporna presenta demasiadas calvas. Ahí pasea una familia alemana, por allá se ve a dos chicos australianos, un grupo de españoles ríe a carcajadas en una mesa.

Mantabuan por Hachero

Pero los turistas occidentales son los menos, apenas una gota en el mar de chinos que se multiplican de año en año al amparo del crecimiento económico de su país y que, aún con la amenaza de secuestros, siguen siendo aquí mayoritarios. Una tragedia para la economía malaya porque el turismo supone un puntal muy importante en la economía de Sabah y el ridículo internacional es grande si permiten que lanchitas de piratas te invadan la región cuando les viene en gana...

Mantabuan por Hachero

Mis compañeros chinos se dividen en dos grupos: a un barco los que practicarán snorkle, al otro los del buceo con botellas. Dos chicas ni se inmutan y no se mojarán ni un pie: sólo se hacen fotos, compulsivas, casi sin apenas tiempo de reposar la anterior, creo que apenas miran el paisaje y sólo lo ven en los encuadres, como fondo. Y hablando de fondos, el fondo marino de Mantabuan es un espectáculo de vida y color, estamos en el punto más alejado del conocido como Semporna Islands Marina Park y, según reza la publicidad del Singamata, el arrecife coralíneo decuplica la superficie de la misma isla. Por allá aparece parsimoniosa una tortuga ante el entusiasmo de los chinos que pronto tuercen la cabeza para observar atónitos un gran banco de peces tropicales que parecen atravesar al bañista y perderse más tarde por el bosque de coral con sus extravagantes formas.

Mantabuan por Hachero

Mientras, en la distancia, los soldados observan a los extranjeros con indisimulado hastío. Los militares sudan mientras otean el horizonte, escrutan una pequeña embarcación que cruza el horizonte, sueñan con intercambiarse con aquellos chinos que disfrutan de un entorno privilegiado. Un entorno cansino, enloquecedor, amenazante. Allá a lo lejos una bandada de peces salta al unísono fuera del mar, más allá una nube descarga lluvia sobre la isla vecina, acá una bandada de aves surca el cielo despreocupada. No me siento inseguro ni parece que vayan a secuestrarnos en cualquier momento, pero quién sabe: tal vez el sueño del sultán no tenga tanto que ver con el reino medieval sino con billones de metros cúbicos de gas y millones de barriles de petróleo...


Mantabuan por Hachero

Más literatura sobre la inseguridad en el área:

http://www.straitstimes.com/the-big-story/asia-report/malaysia/story/mabul-island-no-longer-the-safest-area-sabahs-east-coast-20

http://www.therakyatpost.com/news/2014/07/14/dont-travel-east-sabah-britons-warned/

http://es.globalvoicesonline.org/2013/03/15/los-malayos-apoyan-una-ofensiva-del-ejercito-contra-los-terroristas-de-sabah/

Mantabuan por Hachero

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